Lord Kelvin, científico británico y creador de la unidad de temperatura Kelvin, afirmó que “lo que no se puede medir, no se puede mejorar”, y ha sido el Big Data lo que nos ha permitido medir casi todo para poder mejorar, incluyendo la medicina.
La ingeniería, la arquitectura, el marketing digital y la economía usan el Big Data para realizar modelos predictivos aplicados a sus áreas y mejorar sus resultados. En este caso, la medicina tampoco se queda atrás. Gracias a la recolección de datos, muchas áreas de la medicina se han visto beneficiadas como la biotecnología o las cirugías a distancia para aumentar los niveles de precisión y mejorar la toma de decisiones.
Otra de las ramas que han sacado mucho provecho es la genética. Alrededor de 25.000 genes tiene un ser humano y al ser comparado con otros, podemos reconocer las similitudes y diferencias que se presentan entre una persona enferma y otra sana. Identificar esos elementos han facilitado la predicción de enfermedades y su atención inmediata.
La lucha contra el cáncer, la cura de enfermedades no erradicadas y la búsqueda de tratamientos innovadores se han desarrollado gracias al Big Data, una herramienta que más que medir información de valor, es una herramienta de predicción esencial para mejorar la calidad de vida del ser humano.